dies mei transierunt cogitationes meae dissipatae sunt torquentes cor meum noctem verterunt in diem et rursum post tenebras spero lucem. Job 17:11-12
viernes, 2 de mayo de 2014
22:30h Mi vida, mi botín
Es difícil olvidar que está ahí agazapado, acechando cualquiera de mis movimientos.
Quisiera no volver acordarme nunca más de su existencia ni de su maligno asedio.
Siento los pulmones llenos de su ponzoña, los ojos se me cierran y mi mente se bloquea.
Llega la noche.
Llega su hora.
Y yo no podré evitar nada.
Ni sus torturas, ni sus manos sobre mi.
Solo Dios es testigo mudo de sus abusos...
Mi vida entera es la prisión en la que me encierra.
No cejará hasta destruirme y solo podré mirar como lo hace.
Un día leí estas palabras en mi Biblia: "...a ti te concederé la posibilidad de conservar la vida dondequiera que vayas —afirma el Señor—. Ése será tu botín".
Parecía que me hablaban y las guardé en mi corazón, aún sin entender porqué.
Ahora las recuerdo cada día.
El Eterno guarda mi vida en medio de la locura.
Aunque le pido que me lleve con El, mi desgracia no mengua.
Dicen que Dios tiene un propósito para cada uno de sus hijos.
Quiero confiar en El y esperar que defienda mi causa y me salve de las manos del destructor.
Pero la prueba se me hace eterna y mi fe flaquea.Y solo puedo decir que, a pesar de todo, aún espero la luz tras las tinieblas...
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