Hace casi un año, cuando "mi problema" entró en la recta final, el Señor me dio a leer estas palabras:
"Quéjate y gime, hija de Sión,
como mujer que está de parto,
porque ahora saldrás de la ciudad
y morarás en el campo.
Llegarás hasta Babilonia
y allí serás librada;
allí te redimirá el Señor
de manos de tus enemigos."
(Miqueas 4:10)
Sin casi saber como, me mudé de mi ciudad a un pueblo cercano, huyendo de un vecino acosador.
Durante años creí que su obsesión era entrar en mi casa, en mi vida y sentirse mi dueño.
Así que mi cometido fue impedírselo de todas las formas que mi pobre economía permitía.
Un día, al cabo de años de vigilancia infructuosa, me di cuenta que !entraba en mi casa a su antojo!
Se colaba mientras dormíamos.
En aquel entonces no sabía como.
Recuerdo de forma borrosa la última semana que pasé en casa.
Me quedé despierta varias noches intentando sorprenderlo sin resultado.
Agotada por la falta de descanso y el miedo, dormía en el coche y en hoteles para no hacerlo en casa.
Fueron días de intenso descontrol.
Fueron días de intenso descontrol.
Al final huí, y conmigo, mi hija y mi perro.
Me fui de casa, lejos de mi gente, de mi ciudad y me fui a "morar en el campo".
Geográficamente, tenemos la montaña a cinco minutos en coche, y en el sentido espiritual, estoy en "campo abierto" sin más protección que la de Dios.
Nos siguió.
Así que mi ansiada libertad fue tan fugaz, que puede decirse que no existió en ningún momento.
Así que mi ansiada libertad fue tan fugaz, que puede decirse que no existió en ningún momento.
Llegué a "Babilonia" y llegó mi cautividad.
Ya no tenia argumentos y todos me repetían que era imposible que nos hubiera seguido.
Pero yo sabia que estaba cerca, muy cerca...
Ni familia, ni amigos me creyeron.
Insistí y me quedé moralmente sola.
Sus consejos solo eran: "ves al médico" o "denuncia a la policía".
Sin pruebas tangibles no podía, claro, porque no tenia nada, solo mi percepción personal.
Así que me dejé llevar por el curso de los acontecimientos sin casi ser dueña de mi vida.
Esperaba que el Señor me salvara lo antes posible.
Recordé toda la Palabra recibida en mi vida de cristiana y que nunca había acabado de entender.
Ni familia, ni amigos me creyeron.
Insistí y me quedé moralmente sola.
Sus consejos solo eran: "ves al médico" o "denuncia a la policía".
Sin pruebas tangibles no podía, claro, porque no tenia nada, solo mi percepción personal.
Así que me dejé llevar por el curso de los acontecimientos sin casi ser dueña de mi vida.
Esperaba que el Señor me salvara lo antes posible.
Recordé toda la Palabra recibida en mi vida de cristiana y que nunca había acabado de entender.
"No habrá para qué peleéis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros..." (2Crónicas 20:17)
Esta cita era recurrente.
Y con todo lo sucedido, tomó otro sentido.
Ahora había una batalla y un enemigo "invencible".
Y con todo lo sucedido, tomó otro sentido.
Ahora había una batalla y un enemigo "invencible".
Solo quedaba esperar que Dios peleara por mi.
Nunca entendí como ahora el sentido de esa promesa...
Este enemigo no viene de frente.
Llega a traición, cuando dormimos.
Su estrategia es no ser visto y no dejar rastro.
Su intención es ser invisible y confundir a sus víctimas.
Después de intentarlo por años, entendí que no puedo pelear contra un fantasma...
Este enemigo no viene de frente.
Llega a traición, cuando dormimos.
Su estrategia es no ser visto y no dejar rastro.
Su intención es ser invisible y confundir a sus víctimas.
Después de intentarlo por años, entendí que no puedo pelear contra un fantasma...
Estando en el "campo de Babilonia" he visto el accionar de Dios.
No como yo hubiera querido, sino tal como El actúa.
No como yo hubiera querido, sino tal como El actúa.
Porque su sabiduría excede con mucho la nuestra y sus caminos son mas altos que los nuestros.
Me ha costado vida, esfuerzo y lágrimas, muchas lágrimas, entenderlo...
Me ha costado vida, esfuerzo y lágrimas, muchas lágrimas, entenderlo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario